Muchas veces, a la hora de contar las bondades de un centro auditivo, los profesionales nos perdemos en la precisión de los audífonos, el numero de canales, la infraestructura que cada uno tiene en su establecimiento: audiómetros, impedanciómetros, cabinas insonorizadas, analizadores… todos ellos carísimos y super fiables; pero el mayor distintivo que tiene un centro auditivo es el equipo humano.

El valor de una estructura empresarial está determinado por las personas que lo componen.

Un equipo bien preparado y engrasado es capaz de enfrentarse con garantías de satisfacción del paciente a cualquier problema de audición que éste nos plantee, o si no tiene garantía de éxito para el caso, derivarlo hacia otros especialistas que estén formados en diferentes disciplinas que no sean del ámbito audioprotésico, sino más bien de campos médicos, quirúrgicos y otros que, como audioprotesistas que somos, nos están vetados.

Desde la persona que atiende el teléfono o abre la puerta hasta el audiólogo o el director de la clínica o el centro especializado, todos los estratos tienen una importancia crucial y juegan un rol diferente: la primera persona con la que un paciente se topa al entrar en un centro suele ser la persona de recepción. Que el paciente se sienta acogido desde el primer momento es muy importante, ya que derivado del estado en el que el paciente se encuentre, haremos una anamnesis más o menos precisa y con mayor o menor dificultad en función de lo comunicativo que esté. Si está más relajado, el grado de confianza que tendrá será mayor y todas las pruebas y el desarrollo de la consulta se hará de una forma amigable; sin embargo, si el paciente no está relajado, corremos el riesgo de que la interpretación que pueda hacer del interés que debemos de tener por las situaciones cotidianas de la vida, no le resulte cómodo.

Los audioprotesistas han de estar formados muy bien técnicamente y deben tener un conocimiento exhaustivo de los audífonos o los dispositivos de corrección que tienen entre manos, así como tener ciertas dotes de comunicación para poder explicarle al paciente lo que le ocurre de una forma didáctica y comprensible.